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Introducción
En alguna oportunidad hemos conocido a una persona encargada de cuidar a otra como resultado de la edad, un accidente u otros motivos. O por otra parte, hemos sido nosotros mismos los que asumimos el papel de cuidadores de alguien más.
En cualquiera de los casos, la pregunta sigue siendo la misma: ¿quién cuida al cuidador?
Y esta pregunta se enmarca en la situación precaria que viven muchos cuidadores donde por esta labor comprometen su integridad física y emocional.
¿Quién es una persona cuidadora?
El o la cuidadora son personas que están a cargo de otras como resultado a su condición física o mental. La persona cuidada no tiene los medios para realizar actividades habituales como el baño, el comer, el moverse, entre otros.
De allí que la tarea de estas personas cuidadoras es tan importante para mejorar la calidad de vida de aquellos que se les imposibilitan estas tareas diarias.
No obstante, la persona cuidadora es la que está día a día afrontando situaciones que pueden llegar a desgastarla en corto o largo plazo.
Síntomas comunes de desgaste físico y emocional
Es evidente que presentan síntomas de desgaste físico o incluso, el Burnout en la tarea de los cuidadores.
Recordemos que el Burnout es una afección que se caracteriza por un profundo desgaste emocional y físico de la persona que cuida al dependiente. Además, si la persona cuidadora y la persona a cuidar conviven en el mismo lugar, este desgaste puede ser aún mayor.
Algunos síntomas que se pueden evidenciar son:
Síntomas físicos:
- Insomnio
- Dificultad de concentración
- Pérdida de apetito
- Cefalea (dolor de cabeza intenso, migrañas)
- Abuso de sustancias nocivas (cigarrillo, alcohol, drogas ilegales)
Síntomas emocionales:
- Estrés
- Ansiedad
- Depresión
- Irritabilidad
- Sentimiento de culpa
- Tristeza
- Tensión en el ambiente
- Incapacidad o dificultad para relajarse
- Propensos al aislamiento social
- Sentimiento de soledad
Estos síntomas pueden variar de persona a persona, además se deben tener en cuenta también ciertos factores
Factores a tener en cuenta
- El tiempo que lleva la persona como cuidador/a
- Las condiciones que demanden a la persona que es cuidada
- El nivel de resiliencia y salud mental del cuidador/a
- Tejido social, grupo de apoyo o familia que apoye al cuidador/a
Ahora bien, como es una problemática que ha tomado relevancia desde las secuelas de la pandemia Covid, entre otras afecciones de salud, es nuestro deber dar una serie de recomendaciones para mejorar la calidad de vida de las personas que se dedican a esta maravillosa pero demandante labor.
7 recomendaciones para mejorar la calidad de vida
1. Aprende a poner límites: cuando sea necesario decir no, dí no. No puedes ceder a todas las demandas y más si no son necesarias.
2. Tomar descansos: recuerda también tener espacios de descanso donde puedas tomar una siesta reparadora, sentarte a ver tu programa favorito o sencillamente, sólo descansar.
3. Gestiona el tiempo de maneras más eficientes: aprende a establecer horarios que cumplan con los quehaceres del día.
4. Combate sentimientos de culpabilidad: es muy común tener pensamientos que no nos permiten vivir con tranquilidad. Estos pensamientos pueden ser: “Mi obligación es cuidar de él o ella”, “Me cuidó, ahora me toca a mí”, “Si yo no me ocupo de él, nadie más lo haría por mí”, “Soy una egoísta si pierdo el tiempo en mí”, “Sólo yo sé cuidarle”, “Es mi responsabilidad”. Por lo tanto, es necesario establecer momentos de introspección que logren frutos en cuanto a la comprensión de tu ser y en particular, a no juzgarte.
Así mismo, es fundamental hacer una “reestructuración de pensamiento” donde logres identificar los pensamientos irracionales de culpa por unos más ajustados a la realidad.
5. Inscríbete a grupos de apoyo: donde te puedan asesorar en herramientas y mejores formas de hacer esta labor sin desgastarte tanto
6. Cuida de ti mismo y mantén tu aspecto físico: esta es una situación muy común, donde olvidamos quienes somos, qué nos gusta por “desvivirse” por alguien más. En este caso, te recordamos que no te olvides de ti mismo, arréglate, usa la ropa que te gusta, come bien, come lo que te gusta, exprésate como mejor te sientas.
7. Fomentar -en la medida de lo posible- la autonomía de la persona que se cuida: establece qué puede y qué no puede hacer la persona cuidada. Al tener este diagnóstico, puedes inculcarle partes básicas que él o ella puedan realizar sin tu ayuda.
Esto en primer lugar, permitirá a la persona cuidada sentir un poco de control en su vida, al poder realizar ciertas tareas, subiéndole el ánimo. Y por otra parte, te permitirá a ti, menguar un poco de tu carga diaria.
Recuerda que en el caso de necesitar ayuda psicológica por esta situación o cualquier otra que te genere una gran dolencia emocional, Reinvéntate Carolina Montero está para ti. Agenda tu cita. Y conoce todo los beneficios que tenemos para ti y por tu bienestar mental
